sábado, julio 04, 2009

El país de los despropósitos

En todos los años que llevo sobre este planeta, había visto cosas raras, pero la que hoy he leído en la prensa ha pasado, directamente y sin ir por caja, al top 10 del pabellón de Ilustres (que es un pabellón que tengo dentro del manicomio de mi cabeza para casos perdidos).
Si no he entendido mal, los trabajadores se manifiestan para que la huelga (que ellos mismos mantienen) se termine. ¿Una manifestación en contra de su propia manifestación? Una huelga contra ellos mismos.
Una huelga, la del metal, que siempre ha sido, es y será una manipulación política en toda regla. No han conseguido nada, salvo la opinión en contra de toda la provincia y dejar de ganar, en muchos casos, la nómina de un mes o dos.
Una huelga que, como todas, han sido manipulados por sindicatos que, lejos de los intereses de sus trabajadores, sólo defienden los intereses de los partidos políticos que les alimentan y enajenan.
Una huelga que sólo ha hecho daño a quienes querían (y necesitaban) trabajar y al ciudadano de a pie que no entiende porque estos señores paralizan la actividad de un país durante semanas sin que tengan ningún tipo de reprecusión, daños y gastos por más de medio millón de euros que pagaremos todos de nuestro bolsillo, para que, mientras, el borreguismo sindicalista que impera siga, año tras año, convenio tras convenio, ignorando a sus trabajadores.
Señores de la CIG, UGT y CCOO, simplemente ¿por qué no desaparecen y nos dejan en paz?