viernes, noviembre 12, 2010

Benedicto vs Rihanna

El Papa vino y se marchó. Y con él llegaron también y se marcharon muchas cosas. Su visita de dos días a Santiago (celebrando el año Xacobeo) y a Barcelona (consagración de la Sagrada Familia) llenó de júbilo a sus fieles que acudieron en miles a ver pasar a Su Santidad. Hemos visto por la TV inversiones en acondicinamiento de ciudades, excepcionales medidas de seguridad, retransmisiones televisivas dignas de la llegada del hombre a Marte y un largo etc.
Pero, viendo las cosas desde la distancia de los días, los cientos de miles de visitantes que se esperaban en Santiago apenas llegaron a un par de docenas de miles; la retransmisión para 150 millones de posibles televisores se quedó en una nota de 15 segundos en algunos noticieros europeos y americanos. Benedicto vino y se marchó, y con él la esperanza de ver a un país, supuestamente fervientemente religioso, unido. Pero no fue así. El Papado ya no atrae, ni siquiera a sus incondicionales del Opus que no se dejaron ver en ninguna de las dos ciudades. La "luz" de la ciudad eterna se apaga, otras nuevas formas de "opios para el pueblo" se imponen y el rollo "haz el bien o irás al infierno" ya no vende. Está desfasado.
Tan solo 24 horas después de la visita del Papa se celebran en Madrid los EMA o premios de la MTV. Con una audiencia potencial de 700 millones de almas (y estos sí, en todos los continentes) y miles de personas siguiendo a sus estrellas por medio Madrid, desde la puerta de Alcalá a la Caja Magica pasando por todo recoveco en el que pudiesen obtener un autógrafo, se parecía más al tipo de fervor religioso que cabía esperar en la visita del Pontífice.
Los tiempos están cambiando, aunque el tema de fondo sea siempre el mismo: pan et circvs.