A veces, noticicas como esta hacen replantearte la existencia. "El 27% de los jóvenes entre 14 y 17 años se emborracha 3 veces al mes". Y no contentos puntualizan "de media una vez cada 10 días en el último mes".
¿Cómo?
Esto es equivalente a decir que un tercio de los adolescentes aún tiene esperanza de redimirse en esto de la bebida, puesto que el otro 73% debe de emborracharse, a la fuerza, más de tres veces al mes. A no ser, claro está, que admitamos que las mareas humanas que aglutinan parques y jardines los viernes y sábados en los botellones y macro fiestorros de la degustación de la kalipiña y derivados, sólo representen al 27% de los adolescentes y, que los demás, están en su casita viendo Informe Semanal para levantarse temprano por la mañana el domingo y ver la misa con el Padre Isorna.
Pero tranquilos lo mejor viene un poco más abajo "la prevalencia del consumo de alcohol entre la población escolar aumentó en 10 puntos en solo dos años". Hombre, digo yo que una cosa es que la gente le dé al bebercio y otra será emplear las palabras "población escolar". Yo asocio "escolar" con niños pequeños. Si queremos ser como el curso de ética periodística de CQC diríamos mejor "población estudiantil".
Y digo yo, el que preparó esta encuesta que estaba igual de borracho, ¿no?
También quieren que la gente reflexione sobre las consecuencias del consumo de alcohol. Pues la reflexión es lógica: al ritmo actual y con el 99.9% de las juventudes bebiendo sabe dios que mierda embotellada por alguna empresa sin escrupulos (que seguramente es propiedad de los mismos que promueven estas campañas) dentro de 20 años el gasto social para paliar los efectos de esto será desmesurado. Pero de eso no se habla.
