Hay pocas cosas que, en Galicia, tengan un significado tan propio como lo era la compañía Unión Fenosa, principal responsable durante décadas de la distribución y comercialización del suministro eléctrico en esta tierra.
Cuando una empresa está tan presente en la vida de la gente, durante tantos y tantos años, es como uno más en casa. Parece que tiene presencia entre nosotros, deja de ser una empresa y pasa a ser alguien más.
Ahora, con la reciente adquisición del 100% del capital de Fenosa por parte de Gas Natural, la idea de un operador energético gallego se hunde para siempre en las aguas del océano del pleno poder catalán. Muchas cuestiones acuden ahora a la mente de algunos que, como yo, sabemos de lo complicado que es la distribución de la energía en Galicia, una comunidad que cuenta con el 50% de los núcleos habitados de España. Es cierto que las instalaciones rurales de Fenosa estaban siempre más bien mal que bien, pero las cosas iban funcionando más o menos.
¿Y ahora?¿Serán capaces los catalanes de Gas Natural de entender el problema de la suministración e invertirán millones para dar suministro a unos pocos?¿Primará el deber o el beneficio?
Como siempre, y conociendo la forma de operar de este país, auguro malos tiempos para el rural, que ya arrastraba otros problemas endémicos, para que se le sume ahora este.
Cuando una empresa está tan presente en la vida de la gente, durante tantos y tantos años, es como uno más en casa. Parece que tiene presencia entre nosotros, deja de ser una empresa y pasa a ser alguien más.
Ahora, con la reciente adquisición del 100% del capital de Fenosa por parte de Gas Natural, la idea de un operador energético gallego se hunde para siempre en las aguas del océano del pleno poder catalán. Muchas cuestiones acuden ahora a la mente de algunos que, como yo, sabemos de lo complicado que es la distribución de la energía en Galicia, una comunidad que cuenta con el 50% de los núcleos habitados de España. Es cierto que las instalaciones rurales de Fenosa estaban siempre más bien mal que bien, pero las cosas iban funcionando más o menos.
¿Y ahora?¿Serán capaces los catalanes de Gas Natural de entender el problema de la suministración e invertirán millones para dar suministro a unos pocos?¿Primará el deber o el beneficio?
Como siempre, y conociendo la forma de operar de este país, auguro malos tiempos para el rural, que ya arrastraba otros problemas endémicos, para que se le sume ahora este.
