miércoles, agosto 16, 2006

El bicho más tonto

Hablamos hoy sobre zoología para demostrar la existencia del más tonto todavía. Este post está basado en hechos reales sobre los que cualquier parecido con la coincidencia es mera realidad.
Parque de Castrelos 17:15 horas. Temperatura 35ºC al sol.
Un hombre pasea con su perro caniche por el parque. A modo de juego le lanza una especie de palo verde a una distancia de unos 50 metros. El perro reacciona corriendo detrás del palo y lo vuelve a traer al dueño. Así una y otra vez.
Primera pregunta ¿por qué corre un perro detrás de un palo que ni siquiera se come? La primera vez pase, puede ser que pique con el truco pero las otras 50 veces... ¿No se da cuenta que hace cierto calor para tanto correr?
En cierto momento, en medio de la carrera del perro, hace presencia un gato del tipo animalis silvestris. El perro pasa del palo verde y se lanza en pos del gato desoyendo los gritos de su amo que le advierte sobre el tal gato. Se produce un pequeño tumulto y un aullido desgarrador corta el aire. El gato ha clavado lo menos 20 uñas sobre el lomo del perro provocando los aullidos que se pueden oir sin problemas a un kilometro de distancia.
Hipótesis: el perro es decididamente imbecil (el perro está ko y es atendido por el dueño que ha lanzado el palo verde al gato intentando espantarlo con poco éxito a juzgar por la expresión del gato y teniendo en cuenta que se ha quedado para sí el palo verde).
Hace aparición la bestia parda voladora: una paloma. Ésta se acerca al gato y picotea el palo verde. El gato le agradece el gesto con un zarpazo que deja el flanco derecho de la paloma sin plumas.
Hipótesis: La paloma es el ser con menos cerebro de la creación (la paloma se retira de la escena a no sé donde).
Con tanto jaleo no hemos podido reparar en que el palo verde no está en su sitio sino que nuestra amiga la gaviota (animalis lura) se lo ha llevado a picotear a la tranquilidad del centro del estanque rodeado de agua (recordemos la adversión que presentan los gatos por este medio).
Hipótesis: Este bicho es jodidamente inteligente.
Pero poco dura la alegría en casa de pobre y, emergiendo de la nada, el caniche aparece en escena rugiendo como una hiena, cruza el estanque y arrebata el palo verde a la gaviota que huye despavorida ante el ataque de este ser maléfico.
Consideración: El perro es tonto pero le echa huevos. Además desoye (por segunda vez) los gritos premonitorios de su amo que diciendo "pichi ven aquiiii!!" trata de controlarlo en remoto desde la seguridad que da saberse al otro lado del estanque.
"Pichi" vuelve triunfal cruzando el estanque como un cruzado victorioso y el pecho lleno de gloria (en su lomo todavía relucen las uñas del gato) cuando la paloma, haciendo un picado de lo más extraño, se planta delante de él a unos 2 metros con aire desafiante.
Consideración: La paloma aprende rápido. No se ha ido a picotear el palo para evitar sorpresas.
El bueno de "Pichi" (que los tiene de plomo) sigue hacia la paloma con el palo en la boca sabiendo que, en caso de combate, ganará él, pero con tanto aplomo sus oídos no hacen caso de los gritos de su amo que dice "¡cuidado pichi, cuidado pichi!".
Demasiado tarde. El gato ataca por la retaguardia (recordemos que "Pichi" ha salido de la seguridad del estanque) con un salto de medio metro en el aire distribuye zarpazos a partes iguales entre paloma y perro.
Consideración: El gato es lo más beligerante de la creación y el perro es tonto, pero tonto del culo.
Entre tanto lio la gaviota, que ha llegado con otra de escolta, se hace con el palo verde y, esta vez sí, intenta remontar el vuelo con el trofeo y con la recompensa añadida que le propina el dueño de "Pichi" que, armado con una rama seca, zanja la disputa al modo USA.
Corolario: No importa lo mucho o poco listo que seas, importa lo mucho o poco listos que sean tus aliados.