viernes, mayo 11, 2007

Principio de Conservación

O lo que es lo mismo, la cantidad de estupidez permanece constante en un sistema cerrado (como un conjunto de personas, por ejemplo) a lo largo del tiempo. De tal afirmación nos ha dado siempre buenas muestras la historia, sabia y anciana observadora del hombre. Ideas como volar con alas de papel agitando los brazos mientras caes desde la torre del castillo, esa manía que existe de hacer aldeas en las laderas de los volcanes, o la tozudez de los romanos por conquistar al pueblecito de Astérix son, simplemente, ideas que se le ocurren a alguien que está dotado de la capacidad de aglutinar sobre él una cantidad excesiva de estupidez. Lo cual, a priori, siempre es bueno. ¿Por qué? Pues por que si la cantidad de estupidez es constante y hay alguno por ahí que tiene mucha, otros habrá que les haya tocado poco o nada. Dicho de otra forma, es bueno que haya estúpidos, sino la raza se extinguiría. Pero tranquilos, creo que los próximos 200 años no nacerá otro ser mermado de intelecto porque lo de hoy ha sido demasiado. Resulta que un individuo tunea su Smart con unas ruedas de 18 con llantas OZ Rally Súper Crazy, spoilers, alerones y todo aquello que un smart puede alojar a riesgo de incumplir los principios más básicos de relación carga / volumen. Para rematar el efecto, el buen hombre se manda unos frenos de disco en las cuatro ruedas (que ya se sabe que cuando el Smart se desboca...). Armado de esta guisa el hombre acelera su Smart hasta los 60 Km/h justo en el momento en que entra en la rasante de un túnel en bajada. En ese momento se da cuenta de que hay coches detenidos delante de él y frena... entonces los cuatro frenos de disco clavan literalmente al Smart al suelo, pero, con la inercia y la pendiente, el morro baja a la vez que el maletero sube, y sube y sube... hasta que, increíble, ¡¡vuelca de morros!! 8000 Euros de tunito a la mierda en 10 segundos. ¿Veis como podemos estar tranquilos? Este se lleva la palma.