Juntemos en un cuenco a un actor y una actriz, ambos confesos creyentes de eso que se ha dado en llamar "cienciología", con mil invitados, un castillo italiano y 3 millones de euros. El resultado es la fantasmada de boda del indiscutible (indiscutiblemente sonado) Tom Cruise (le recordaréis de otras películas como Top Gun o Días de Trueno, obras maestras del género de la pesadilla) y la descendiente del Sherlock Holmes su prima lejana Kaity.
Yo, siendo del caso que me hubiera casado en tales circunstancias, lo último que se me habría ocurrido hacer es invitar a (ojo!!) a Will Smith y a Bruce Willis a mi boda. ¿Pero es que el Cruise este no ve el riesgo? Allá por donde quiera que viajen esos dos majaderos se arma (recordemos el Nakatomi Plaza, la escabechina en camista del Bruce en el aereopuerto o el asombroso Fresh Prince cuando protagonizó Independance Day). Y encima gastarse toda esa pasta para que nadie te vea, detrás de unas murallas de 20 metros de alto...
Que no hombre que no.
Yo, siendo del caso que me hubiera casado en tales circunstancias, lo último que se me habría ocurrido hacer es invitar a (ojo!!) a Will Smith y a Bruce Willis a mi boda. ¿Pero es que el Cruise este no ve el riesgo? Allá por donde quiera que viajen esos dos majaderos se arma (recordemos el Nakatomi Plaza, la escabechina en camista del Bruce en el aereopuerto o el asombroso Fresh Prince cuando protagonizó Independance Day). Y encima gastarse toda esa pasta para que nadie te vea, detrás de unas murallas de 20 metros de alto...
Que no hombre que no.