jueves, julio 21, 2005

Sigamos a la calabaza

Lo de este país es de caso clínico y crónico. No aprendemos ni aunque nos demos de narices doscientas veces al día con lo mismo. Después del incendio de Guadalajara en el que fallecieron 11 trabajadores de una brigada y media provincia arrasada por el fuego, nuestros políticos se enzarzan en una nueva pelea por ver quién tiene más culpa de las muertes, si los que gobiernan o los opositores. La culpa de las muertes las tiene el fuego y el fuego fue provocado por unos escursionistas. ¿Que no había medios? Pues igual no, claro que es muy complicado el detener un incendio en pleno pinar y monte bajo. ¿Neglicencia? Puede ser, o imprudencia o cualquier causa que ya no importa por que el que ha perdido a su gente le va importar una mierda.
Pero lo mejor es la idiotez manifiesta de algunos, léase el gobierno de Granada que ha optado por destruir todas las barbacoas en zonas de riesgo (o lo que es lo mismo, en todas las zonas) por que así no se pueden producir incendios provocados por barbacoas. Siguiendo este razonamiento Monthy Phytoniano llegamos a la conclusión de que las muertes en la carretera se reducirán destruyendo el parque de automóviles y los accidentes laborales suprimiendo los trabajos... y suma y sigue. Y digo yo, ¿por que nadie dice nada de los intereses que están detrás de los incendios? Maderistas, constructores, agricultores, y el clásico pirómano. Pero mientras tanto nuestra clase política sigue en el juego del descrédito. ¿Cuando vamos a aprender?